“Palabras, actitudes, reflexiones, decisiones empujadas por yo que sé qué.
Y mientras tanto el espejo bien alto, por mucho que pese.
Quizá porque tapa dónde pisaremos en unos instantes. Una buena excusa para no vernos, aquí y ahora.
El esfuerzo es cada vez más considerable y el brazo se resiente, pero hacemos caso omiso a lo que nos dice el cuerpo, algo bastante habitual.
Tarde o temprano las fuerzas decaen y lo que hemos evitado no tardará en suceder.
Y acabarás teniendo que mirar, teniendo que mirarte”. SID