Las lámparas son diferentes; no obstante, la Luz es la misma.
Cuántos focos deslumbrantes en el puesto moribundo de las lámparas del intelecto; olvídate de ellos.
Concéntrate en la esencia, concéntrate en la Luz.
Pura y alegre, deshaciéndose lentamente de su propio fuego sagrado la Luz apunta hacia ti de todas las cosas, de todas las personas, de todos los cambios posibles de bueno, malo, pensamiento, pasión.
Las lámparas son diferentes; no obstante, la Luz es la misma.
Una sustancia, una energía, una Luz, una mente luminosa emanando de todas las cosas eternamente.
Un diamante ardiente y cambiante.
Uno, uno, uno.
Detente, ábrete, entrégate al amado silencio ciego.
Quédate ahí hasta que veas que estás contemplando la Luz con sus ojos infinitos.
Rumi
Divan-e Shams-e Tabriz-i